Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
Proyecto Admin
Identificación

Crítica. Poesía. La sombra de Nelson por Inarco Celenio

Pedro María Olive
1805

Resumen

Pedro María Olive, que había alabado los versos de José Mor de Fuentes dedicados también al combate de Trafalgar, ensalza esta composición de Leandro Fernández Moratín hasta el punto de considerarla perfecta en su género. 

Aunque el comentario incluye numerosos versos, el poema completo se publica en el número XXV, correspondiente al 24 de diciembre del mismo año.

Descripción bibliográfica

[Olive, Pedro María], «Crítica. Poesía. La sombra de Nelson: Por Inarco Celenio. P. A.», Minerva o El Regañón General, T. I (1805), núm. XXIII (17 dic.), pp. 201-204.
4º. Sign.: BNE ZR/1269/11.

Ejemplares

Biblioteca Nacional de España

Hemeroteca digital

Bibliografía

Codina Bonet, Ramón, «En torno a La sombra de Nelson de Leandro Fernández de Moratín (Una crítica de Cristóbal Cladera Company)», Bolletí de la Societat Arqueològica Lul·liana: revista dèstudis històrics, 59 (2002) pp. 345-358.

Cita

Pedro María Olive (1805). Crítica. Poesía. La sombra de Nelson por Inarco Celenio, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<https://www.bibliotecalectura18.net/d/critica-poesia-la-sombra-de-nelson-por-inarco-celenio> Consulta: 07/10/2024].

Edición

La sombra de Nelson es una composición perfecta en su género: idea nueva y muy apropiada al intento del poeta, lenguaje y estilo puro, correcto y elevado, la frase poética digna de nuestro Siglo de Oro: los mismos giros y transposiciones, los mismos epítetos y las mismas voces que usaron nuestros mayores, la misma libertad que se tomaron para enriquecer nuestra poesía.

Todo es sencillo al mismo tiempo que sublime. No hay rabia ni furor, ni cuadritos torneados, ni frases de relumbrón, ni declamaciones que llamaremos de surtido porque a todo se acomodan, ni hinchazón, ni hojarasca, que por ahí suelen decorar con el dictado de elevación y riqueza de adornos. Pero sí fuego y vigor: pinturas sublimes, concisas, elocuentes y enérgicas expresiones, entusiasmo poético, amor a la patria y justo odio al enemigo de ella, expresado con la mayor fuerza, sin faltar a la dignidad y nobleza que conviene a una nación generosa y grande. Eleva a esta a su augusto soberano, al digno caudillo de sus ejércitos, con todo el decoro del poeta que reparte debido elogio huyendo de vil adulación: abate al enemigo con las armas de la razón haciendo justicia a su esfuerzo y detestando solo su altivez y sus pérfidas y traidoras artes (pp. 201-202).