Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
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Identificación

Crítica. Oda en elogio de la Marina española

Pedro María Olive
1806

Resumen

Comentario del aplaudido poema que María Rosa Gálvez dedicó al heroísmo español en el combate de Trafalgar.

Se la valora como poeta y se la ensalza como la mejor poetisa española de la época.

Descripción bibliográfica

[Olive, Pedro María], «Crítica. Oda en elogio de la Marina española. Por Doña Maria Rosa de Galvez», Minerva o El Regañón General, T. II (1806), núm. XI (7 febr.), pp. 49-51.
4º. Sign.: BNE ZR/1269/11.

Ejemplares

Biblioteca Nacional de España

Hemeroteca digital 

Bibliografía

Establier Pérez, Helena, «Las poetas también viajan al Parnaso. Tradición literaria y diferencia de género en la poesía dieciochesca», Esferas literarias, 1 (2018), pp. 25-41.

Pereiro Otero, José Manuel, «Memorias y recuerdos de olvidadas liras: María Rosa Gálvez», Hispania, 100/1 (2017), pp. 87-101. 

Cita

Pedro María Olive (1806). Crítica. Oda en elogio de la Marina española, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<https://www.bibliotecalectura18.net/d/critica-oda-en-elogio-de-la-marina-espanola> Consulta: 24/04/2024].

Edición

No es poco lauro para las armas españolas el que entre tantos ilustres poetas como han cantado su honor y gloría, se halle una poetisa conocida ya en el Parnaso español por otras muchas composiciones en los géneros más sublimes de la poesía.

Sea cual fuese el lugar que esta ilustre dama debe ocupar entre los demás poetas de la nación, no se la podrá privar del mérito de dar a su sexo un grande ejemplo, cultivando las nobles artes, y de ser si no la única poetisa española, a lo menos la principal y más fecunda. Todos convendrán también, a lo menos así nos parece, en que reúne a un talento naturalmente poético, fuego, facilidad, gracia y, a veces, armonía.

Esta oda sola bastaría para probar nuestra proposición. El plan que en ella parece se ha propuesto la autora es formar una como relación poética del combate y, aunque esto no es lo más propio de la oda, en la que debe advertirse cierto descuido y como confusión, se arrebata tanto a veces en su entusiasmo, que toca verdaderamente en lo lírico: 

    El soplo agitador del Sur embravecido
anuncia la tormenta, y el cañón lanza ronco estallido, señal de luto y muerte.
    Nunca con más furor naval combate
horrendo se trabó, ni el denso caos
de ennegrecida niebla, ni el silvido
del viento pavoroso,
ni el tropel de las ondas borrascoso
pudo arredrar los héroes...

Prepáranse ambas escuadras al combate:

[...]
y por la niebla oscura
rompe a su frente la feroz discordia
con su funesta antorcha iluminando
el odio que a las naves va guiando.
    Cual suelen el embate repetido
de horrible terremoto
luchar unas con otras las montañas,
lanzando el encendido
azufre de sus cóncavas entrañas,
así al trabarse la naval pelea
se acometen, se estrellan, se destrozan
las embredas moles,
se incendian y aniquilan,
del cañón arrojando el rayo ardiente.

Ved otra comparación no menos propia y animada que la anterior: 

    No de otra suerte del ardiente abismo
del Etna pavoroso
saltan globos de fuego en humo envueltos,
como en el choque bárbaro espantoso,
al horrendo estampido
de la pólvora atroz vuelan mil muertes

Nelson va a gritar victoria:

. . . Cuando la muerte
llegando enfurecida
le arrancó la palabra con la vida.

Imagen propia y adecuada. También nos parece muy agraciada y natural la invención de Neptuno que, irritado de la naval pelea con que los mortales turban la paz de su feliz morada, manda a las olas que los sumerjan a todos. No podía pintarse de un modo más poético la cruel borrasca que se siguió al combate y que tan contraria nos fue: 

    Suena el clamor, la oscuridad se aumenta,
desencadena el huracán Eolo,
y el marinero en vano en la tormenta
busca la estrella del helado polo;
muerte y muerte no más por todas partes
los peñascos, el viento, el mar, el cielo
le presentan sañudos;
y a tanto horror como en su daño crece
él se abandona, y sin temblar perece.

Por estas muestras podrán conocer nuestros lectores el mérito de esta composición y si para algunos hemos sido difusos, sírvanos de excusa el gusto que hemos sentido leyéndola y volviéndola a leer.